Prevalece el número de empresas que acaparan las tierras productivas del estado de Baja California, la mayoría son de origen extranjero.
El investigador de el Colegio de la Frontera Norte (Colef), José Zavala Álvarez señala que la propiedad ejidal se ha deteriorado, por el rentismo, y en algunos casos la venta de las parcelas.
En las zonas de valles del estado se encuentran las compañías como Berrymex (filial de Discroll’s) y Andrew and Williamson Fresh Produce (A&W) en San Quintín, la eléctrica Ienova en Tecate y Ensenada, Grupo México en San Quintín y Real de Ángeles en San Felipe.
Conforme a la información del gobierno de México, hasta 2016 en Baja California había 238 núcleos agrarios, los cuales representan el 70% del territorio estatal, el 99% de esa superficie se encuentra regularizada e inscrita en el Registro Agrario Nacional.
Desde que se realizó la reforma a la Ley Agraria en 1992, permitió que puedan rentar o vender la tierra, en 178 de esos núcleos agrarios se ha autorizado el dominio pleno para 24 mil 679 parcelas, pero sólo 265 fueron privatizadas, lo que corresponde al 1. 07% del territorio del estado.
Señaló Zavala Álvarez, enfatiza que esto es una situación crítica ya que en el Valle de Mexicali, 86% de los propietarios originales no trabajan la tierra.
Explicó que con base en diversos estudios e investigaciones, 86 por ciento de los derechos originales de los terrenos del mencionado valle están en manos de personas que no eran los dueños, pero las compraron o rentaron.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural federal señala que el rentismo, es una forma para que las personas que no pueden continuar con la actividad agrícola o no quieren vender, puedan obtener ingresos fijos permitiendo que continúe explotándose la superficie agrícola.
Viudas y agricultores de la tercera edad son quienes arriendan sus parcelas, más aún porque enviaron a sus hijos a estudiar a las zonas urbanas y a éstos dejó de interesarles la agricultura.
La principal trasnacional que renta parcelas y tierras de uso común en Baja California es Sempra Energy que, por medio de su filial Energía Sierra Juárez-Ienova, firmó contratos por 30 años (a renovarse en dos términos más, es decir, por 90 años) con el ejido Jacumé. Cada ejidatario recibe al mes 2 mil dólares.
El corporativo realiza obra social en la comunidad y hasta ahora no hay inconformidad por parte de los labriegos. La compañía mantiene la expansión de sus operaciones, como en La Rumorosa, donde hay acaparamiento de parcelas para proyectos de energía eólica.
Otro ejemplo es El Bramadero, cuyos integrantes han creado áreas destinadas voluntariamente a la preservación y producen frutos rojos de exportación en zonas de conservación y cuidado ecológico.
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