Vinícolas de Baja California preparan propuestas para su actividad ante falta de agua

La escasez de agua en el norte del país también ha afectado a viñedos, como Casa Madero en Coahuila. Como resultado, la industria vitivinícola de Baja California está trabajando en propuestas que les permitan obtener recursos para sus operaciones de una variedad de fuentes y así reducir el impacto de la orden. La agricultura no puede existir sin agua.

Depende completamente de este factor y el primer síntoma es la reducción de la producción y el estrés hídrico de la planta, lo que puede provocar que la planta no tenga la fuerza suficiente para producir uvas. tanto en calidad como en tamaño; “Esto, en casos extremos, puede llevar incluso a la muerte del viñedo”, dijo Fernando Pérez-Castro, presidente del Sistema de Productos de la Uva de Baja California.

Esto, consideró el directivo, impacta en menores producciones, que paulatinamente supone en ajustes en precios de la uva y en el mercado de vino.

En Baja California, la zona norte (que comprende San Antonio de las Minas, El Porvenir y Francisco Zarco), donde se encuentra El Valle de Guadalupe; y la parte Sur, donde se encuentra El Valle de Santo Tomás, San Vicente y El Ejido Uruapan; se encuentran las dos regiones principales de producción de uva para bonificar. Dichas zonas tienen problemas importantes de abasto de agua, indican los productores.

Se estima que dicha entidad concentra alrededor de 80 por ciento de la producción de vino en el país.

Otras regiones con problemas para suministro, aunque menores a las dos más grandes, son El Valle de Ojos Negros y la zona de Tecate.

“El problema de la escasez de agua no se reduce solamente al Valle de Guadalupe, es un problema que tenemos prácticamente en todo el estado, estamos en una zona semiárida en done incluso hay algunas partes que son desérticas. El problema lo tuvimos desde el día 1 dentro de esta región”, dijo Fernando Pérez Castro.

Pérez Castro indicó que la en la última década dentro del Valle de Guadalupe se ha mantenido la superficie de plantación; sin embargo, la actividad turística potenció el desarrollo de otros proyectos en torno al vino; n este tenor las actividades complementarias y no complementarias a la vitivinicultura, relacionadas al turismo, han crecido de una manera exponencial.

“Tanto restaurantes, como hoteles, como proyectos inmobiliarios, también se valen de esa misma agua que nosotros extraemos de los mantos acuíferos y al incorporarse estas actividades productivas, evidentemente se acentúa un problema que ya teníamos de origen. De ahí que nosotros como vitivinicultores hemos siempre mantenido de una manera consistente que tenemos que cuidar la vocación agrícola de esta región, que es una región privilegiada para la plantación de vid y para poder hacer vino de alta calidad y que también se regule, se controle y se acote el crecimiento de otro tipo de actividades, para que no den atrás esta región que es única se la viticultura”, dijo el directivo de La Lomita y Finca La Carrodilla.

Indicó que son muchas las acciones que se tienen que llevar a cabo para poder resolver el problema y que estas acciones van desde prácticas de eficiencia, haciendo uso tanto de la tecnología como de acciones agroecológicas que permitan que el propio viñedo se permita adaptar a las condiciones en las que viven en los terrenos; así como proyectos transversales en los que dijo, se requiere el apoyo de gobierno para poder traer agua de otras fuentes que no sean del manto acuífero y que le dé viabilidad a su actividad.

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